En esta entrada echaré la vista atrás para recordar a esos personajes que de una forma u otra, en medio impreso o animado, influyeron en mi cultura audiovisual; es decir, son parte de mi.
Empezaré con un viejo cliché, con el recuerdo de mi padre leyendo cuentos en grandes tomos recopilatorios; libros que en un momento ahora imposible de determinar, cambió por tebeos, formato con el que practicamente crecí y cuya lectura nocturna se convirtió para mí en un ritual previo al sueño. Así pues, mis primeros libros estaban compuestos en su mayoría por viñetas, empezando por las obras de Francisco Ibáñez como Mortadelo y Filemon, El botones Sacarino o por aquel entonces mi favorita 13 Rue del Percebe; a la que prosiguieron las aventuras de los indomables galos Asterix y Obelix.
Más tarde conocería a Tintín, obra que me conquistó hasta el punto de leer la colección al completo y ver todas las adaptaciones animadas. Desde que recuerdo ser capaz de leer hasta gran parte de la primaria, mis referentes en la lectura de cómics eran mayormente europeos; a excepción claro, de aquellas obras de la americana Marvel, que por aquel entonces y al igual que en el pasado hiciera con los trabajos de Ibañez, lanzó la editorial Bruguera. Años después le seguirían otros tantos del plantel Marvel, así como obras de las compañías DC y Vértigo.
Más tarde conocería a Tintín, obra que me conquistó hasta el punto de leer la colección al completo y ver todas las adaptaciones animadas. Desde que recuerdo ser capaz de leer hasta gran parte de la primaria, mis referentes en la lectura de cómics eran mayormente europeos; a excepción claro, de aquellas obras de la americana Marvel, que por aquel entonces y al igual que en el pasado hiciera con los trabajos de Ibañez, lanzó la editorial Bruguera. Años después le seguirían otros tantos del plantel Marvel, así como obras de las compañías DC y Vértigo.
Ya en aquel periodo tuve algunos encuentros con el anime, aunque no los reconocería como tal; fue el caso de La Princesa Caballero, Kimba el león blanco o la mítica Ranma 1/2, por poner algunos ejemplos; animaciones cuyo atractivo estaba a otro nivel, diferencia que lógicamente no sería capaz de señalar hasta años después.
Producciones como Vampire Hunter D o Ghost in the shell (por no mentar cualquier producción de Studio Ghibli) mostraban diseños aparentemente simples que resultaban en un realismo superior a cualquier otro dibujo, con un dinamismo excitante y sobre todo, con una temática variada y compleja con respecto a otros productos occidentales. Hasta entonces todos los dibujos animados me parecían estar enfocados a la misma edad; esto convirtió al anime en algo pícaro, atrevido, y por tanto atractivo a mis ojos.
Producciones como Vampire Hunter D o Ghost in the shell (por no mentar cualquier producción de Studio Ghibli) mostraban diseños aparentemente simples que resultaban en un realismo superior a cualquier otro dibujo, con un dinamismo excitante y sobre todo, con una temática variada y compleja con respecto a otros productos occidentales. Hasta entonces todos los dibujos animados me parecían estar enfocados a la misma edad; esto convirtió al anime en algo pícaro, atrevido, y por tanto atractivo a mis ojos.
Los años fueron pasando y mis recursos para adquirir anime, manga y otros cómics crecían; ver anime subtitulado era y es para mí tan normal como verlo doblado, y la madurez de los títulos que visionaba iba en aumento. Así ha sido hasta día de hoy, en el que ya no es solo cuestión del dibujo u originalidad de la trama, dado que existen más aspectos dentro y más allá de la estética a valorar.
Podría seguir extendiéndome y hablar del aspecto visual en moda urbana, videojuegos, publicidad, y en general todo lo que podriamos englobar dentro de la cultura visual japonesa, o exponer una larga lista de títulos de un genero de manga o anime cualquiera; pero me temo que debo abreviar y reencaminar el tema. Debo añadir que este interés por Japón y sus productos de ocio conlleva un feeback un tanto curioso, reencauzando y llevándonos a asimilar otros intereses no japoneses que por norma son comunes al mismo; esto se debe a la forma en la que se distribuye el producto en nuestro país, pues conlleva que los clientes potenciales se relacionen con productos de naturaleza distinta por el hecho de estar ubicados en el mismo lugar, ya sea una tienda o evento.
Con respecto a mi propia cultura visual y como ha sido influenciada ésta, debo destacar que tanto la composición de las fotografías que realizo, como mi percepción de la belleza, así como mi preferencia por las dos dimensiones y otros rasgos creativos, son producto de una mezcla de multitud de elementos combinados donde tiene especial importancia el mundo del comic y la animación; conceptos adoptados de influencias americanas, japonesas y en menor medida (pues fueron el principio de todo) europeas.
Para terminar esta entrada, os dejo con una tira cómica de creación propia ;)
Excelente reseña. Muchas gracias por tan exhaustiva crónica. Se ve que te gusta el mundo del cómic.
ResponderEliminarManuel.
muy bueno tio, brutal el razinger!! xD
ResponderEliminarGracias Manuel! Sasuke ;) Con la caraja propia del noctambulo pasé por alto que algunas imágenes estaban ligeramente desplazadas xD
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